Durante años, hablamos de la desigualdad en términos económicos: ingresos, acceso a servicios básicos, oportunidades laborales. Pero en pleno siglo XXI, una nueva forma de desigualdad avanza de manera silenciosa y devastadora: la desigualdad tecnológica. Hoy, el verdadero abismo es entre quienes tienen acceso a la inteligencia artificial y quienes no.
Acceder a herramientas de IA ya es tan decisivo como lo fue tener electricidad hace cien años. No es exagerado: los niños que hoy aprenden con plataformas educativas impulsadas por IA desarrollan competencias clave para el presente y el futuro. Pensamiento crítico, resolución de problemas, alfabetización digital, programación. Mientras tanto, hay chicos y chicas en nuestro país que todavía aprenden solo con tiza y pizarra.
Esa diferencia no se nota en el boletín del trimestre, pero sí se sentirá brutalmente en el mercado laboral del mañana. Será la diferencia entre quienes puedan adaptarse a los nuevos entornos de trabajo y quienes quedarán excluidos del desarrollo productivo. La desigualdad ya no será solo de ingresos: será cognitiva, digital, estructural.
Y lo más grave: si no actuamos ahora, esa brecha será prácticamente irreversible. Porque la IA no espera. Avanza, se expande, se transforma. Los países que invierten hoy en inclusión tecnológica son los que liderarán mañana en innovación, industria y bienestar. Los que se quedan afuera, quedan afuera para siempre.
Por eso, desde mi lugar propongo políticas públicas urgentes que democraticen el acceso a la inteligencia artificial en el sistema educativo. Eso incluye:
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Conectividad garantizada y de calidad en todas las escuelas.
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Plataformas de aprendizaje con IA accesibles para todos.
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Formación docente intensiva y continua en tecnologías educativas.
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Regulación ética que proteja a niños y familias sin limitar el avance.
Esto no es solo una cuestión de justicia social. Es una estrategia de supervivencia económica nacional. Una sociedad dividida entre quienes dominan las herramientas del siglo XXI y quienes no, es una sociedad condenada a la fragmentación, la exclusión y la pobreza crónica.
Argentina todavía está a tiempo de liderar esta transformación. Tenemos talento, creatividad y una historia de educación pública como base. Lo que necesitamos es voluntad política, visión de futuro y acción concreta.
🔹 Soy Federico González y quiero llevar este debate al Congreso. Quiero que construyamos un país donde la tecnología no profundice la desigualdad, sino que sea una herramienta para cerrarla.
👉 Si creés que todos los chicos y chicas merecen la misma oportunidad de aprender, crecer y liderar el futuro, sumate a esta causa. Compartí este mensaje. Acompañame con tu apoyo para llevar esta agenda al corazón del debate nacional.
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