Cada año se invierte más dinero en educación, pero los resultados siguen siendo desalentadores. ¿Dónde está el problema? Muchos miran para otro lado. Dicen que hay que "ponerle garra", que es cuestión de "vocación", o que "los chicos no quieren estudiar". Pero la verdad es que la mayoría de los pibes están desmotivados porque no entienden para qué les sirve lo que aprenden. Y no los culpo.
Estamos formando estudiantes para un mundo que ya no existe. Les exigimos que memoricen fórmulas, fechas y estructuras que pueden buscar en segundos con su celular, mientras el mercado laboral y la vida real les piden creatividad, pensamiento crítico, manejo de herramientas digitales y habilidades emocionales. Les pedimos atención durante 6 horas seguidas en aulas grises, con clases monótonas y sin sentido práctico. ¿En serio esperamos que estén motivados?
El aula no inspira porque la escuela está desactualizada
Hoy, muchos adolescentes sienten que ir a la escuela es una pérdida de tiempo. Y cuando un chico siente eso, ya perdimos. La escuela no puede competir con TikTok ni con YouTube, pero sí puede recuperar su lugar si se vuelve un espacio desafiante, útil, y emocionalmente significativo.
No alcanza con agregar materias. Necesitamos replantear el sistema. El problema no es "la juventud de hoy", es el modelo educativo que los aburre, los ignora, y los subestima.
La inteligencia artificial puede ser una aliada, no un enemigo
La tecnología no es el problema. El problema es no saber usarla. La inteligencia artificial, bien aplicada, puede detectar qué motiva a cada alumno, sugerir contenidos personalizados, ayudar al docente a adaptar su enseñanza, y generar dinámicas más atractivas. Puede ser una herramienta pedagógica poderosa para devolverle sentido a la educación.
Pero seguimos discutiendo si los chicos pueden usar el celular en clase, mientras afuera ya se están formando profesionales que trabajan con IA desde los 15 años. Estamos perdiendo tiempo. Estamos perdiendo generaciones.
Mi propuesta como legislador: reanimar la motivación desde la política
La desmotivación escolar no se resuelve con frases lindas. Necesitamos medidas concretas:
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Rediseñar los planes de estudio para que incluyan desafíos reales, proyectos interdisciplinarios y contenidos que conecten con el presente y el futuro.
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Crear centros de innovación pedagógica en escuelas públicas donde se prueben nuevas metodologías con uso de inteligencia artificial y gamificación educativa.
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Brindar formación obligatoria y paga para docentes en diseño de experiencias de aprendizaje motivadoras, con foco en habilidades blandas y herramientas digitales.
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Incentivar proyectos escolares que se vinculen con problemáticas reales de los barrios, para que el aprendizaje tenga impacto y sentido social.
No se trata de exigirle más a los docentes ni de culpar a los alumnos. Se trata de construir un nuevo contrato educativo, donde todos estemos comprometidos con una idea simple pero potente: la escuela tiene que volver a encender el deseo de aprender.
📣 Si vos también creés que hay que dejar de repetir fórmulas viejas y empezar a cambiar la educación desde la raíz, necesito tu apoyo.
🙋♂️ Soy Federico González y quiero ser legislador en CABA para llevar esta discusión a donde más molesta: al corazón del sistema político.
📢 Compartí este texto, debatilo, hacelo circular. No tenemos que esperar otros 20 años para cambiar. El momento de actuar es ahora.
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