Cada vez que se menciona la posibilidad de incorporar inteligencia artificial en la educación, surgen polémicas inmediatas. Algunos piensan que va a reemplazar a los docentes, otros temen por la privacidad de los estudiantes o la dependencia total de los algoritmos. Son preguntas legítimas. Pero la respuesta no puede ser el miedo: tiene que ser una regulación inteligente y una formación constante.
La inteligencia artificial no viene a reemplazar a nadie. Bien utilizada, puede ser un aliado poderoso para construir una educación más inclusiva, más rápida, más personalizada y más eficaz. Puede ayudar a que cada estudiante avance a su ritmo, reciba devoluciones en tiempo real, y potencie sus capacidades de manera autónoma.
El problema no es usarla. El verdadero problema es seguir ignorándola. Mientras discutimos si debería o no estar presente, ya hay plataformas que analizan el nivel de comprensión de un alumno en segundos, que generan prácticas adaptadas automáticamente, que permiten ensayos interactivos con devoluciones inmediatas y orientadas a mejorar. ¿Por qué no aprovechar esta oportunidad para achicar la brecha educativa?
La transformación no se impone: se construye con confianza. Y esa confianza solo se logra desde la transparencia. Hay que explicar cómo funcionan los algoritmos, qué datos se usan, cómo se protegen, y cuál sigue siendo —y seguirá siendo— el rol fundamental de las y los docentes. La inteligencia artificial debe ser una herramienta al servicio del aprendizaje humano, no al revés.
Además, posponer esta discusión tiene consecuencias graves. Porque mientras en otros países ya están integrando la IA al aula como parte natural del proceso educativo, en Argentina seguimos debatiendo desde la desinformación. Cada año que se pierde sin actuar es un año en el que aumenta la desigualdad educativa. Los sectores que acceden a estas tecnologías avanzan, los que no, se quedan atrás.
El aula del futuro no será sin docentes, pero sí será con tecnología. Y cuanto antes lo entendamos, antes podremos darle forma, ética y sentido desde una visión nacional. No podemos seguir dejando pasar el tiempo.
🔹 Soy Federico Gonzalez, y quiero representar a los que no tienen miedo de innovar, de pensar a largo plazo y de transformar la educación desde una perspectiva realista, moderna y humana.
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